Hola amig@s os acordáis de aquello que decía ¿¿Cómo están
ustedeeeeeees?? Y todos respondíamos al unísono BIEEEEEEEEEEEN, pues sirva
desde aquí como homenaje al último de los que quedaban, que no el último
mohicano que eso es otra cosa. Qué tiempos aquellos, que sana era la
televisión, lo cual no quiere decir que todo fuera bueno, o sí, no se… el tiempo
lo dirá.
Recuerdo cuando solamente había dos canales y únicamente
había dibujos a unas horas muy de horario infantil, no como ahora que tenemos
canales exclusivos 24 h los siete días de la semana que los padres sufrimos en
silencio cual hemorroide de anuncio. Alguno dirá… que suerte tienen los niños
de ahora, otros dirán… se van a agilipollar con tanto dibujo, para gustos se
hicieron los colores.
Me vienen a la memoria dibujos de la niñez, parezco el
abuelo cebolleta contando sus batallas, pero el caso es que me acuerdo de
algunas de las series que todos esperábamos con ansia cada sábado y cada
domingo a las tres y media, que era la hora que teníamos para nosotros. Quien
no se acuerda de Heidi, ese clásico que nos contaba la historia de una niña huérfana
que como no tenía ningún pariente con quien vivir, consiguieron encontrarle un
abuelo en los Alpes, un tipo ermitaño sí, pero que vivía de puta madre en plena
naturaleza, era un poco raro porque no la apuntó al colegio y permitía que la
niña se pasara el día con su “colega” Pedro, con las cabras y con un perro que
se llamaba Niebla, que yo creo que le pusieron ese nombre porque estaba sopa
todo el día y los días de niebla entra modorra. Esto era un deleite para todos
y nadie se perdía ni uno solo de los chorro cientos mil capítulos que nos
metieron para el cuerpo.
Después llego Marco, criaturita, niño abandonado por la
madre que ante la falta de un curro en condiciones emigraba a otro país, esto
fijaros que me suena muy actual. La cosa es que el niño de 13 años se pilla el
petate y se va a buscar a su madre y se pasa toooda la serie buscando a su
madre con un jodio mono que encima se llama Amedio, con lo sospechoso que es
ver un niño con un mono y lo lejos que llegó, no me digáis que no es casi de
ciencia ficción.
¿Y que me decís de el perro de Flandes? Otros dibujos que
eran la alegría de la huerta, un niño huérfano, que no tiene a nadie más en la
vida que su abuelo y que se hace amigo de un perro que encuentra abandonado y
que ha sido objeto de malos tratos… joder si esto ya es la vida real.
Ahora bien, si había, hubo y habrá unos dibujos míticos para
los niños de mi edad esos son Mazinger Z… un robot de 50 m de altura manejado
por un chavalito llamado Koji Kabuto que lanzaba los puños como arma de defensa
y se pasaba cada episodio librando batallas contra los maléficos robots
proyectados por el Doctor Inferno, que para hacernos idea de la mala hostia que
se gastaba el tío era de color morado y tenía un sargento a su cargo que era un
pocoooo… como decirlo ambiguo, mitad hombre mitad mujer. Lo tenía todo para
engancharse a la serie, pero lo mejor de todo era que Mazinger tenía novia,
pero no una cualquiera, era especial hasta en el nombre Afrodita A aunque lo
más espectacular era verla pelear junto a su “amado” lanzando sus tetas a los
enemigos… y encima tus padres no te decían nada, que tiempos.
Si nos ponemos a pensarlo muy buenos consejos no recibíamos
viendo estas cosas, fijaros que hay niños huérfanos abandonados a la mano de
Dios, con parientes que no les quieren en exceso, sin escolarizar, pasando más
tiempo en la calle de lo normal y acompañados de animales… alguno de ellos
maltratado, por menos hoy en día va gente a la cárcel.
Cuando ya me hice algo mayor para ver dibujos, me sirvió de
excusa el cuidar de unos primos míos que eran pequeñajos y me enganché a otro
clásico Oliver y Benji, desde ese momento empecé a ver los partidos de futbol
con otro punto de vista, para empezar se me hacían cortísimos porque en la
serie para llegar de una portería a la otra tardaban tres capítulos. Por otra
parte llegué a la conclusión de que en Japón la curvatura de la tierra debe ser
mayor que en el resto del planeta ya que los porteros de los dos equipos
solamente se veían al salir de los vestuarios. Y la última conclusión ésta más
reciente, es que los inventores del “jabulani” (para los neófitos en el tema del balon-pié, el balón con el que se jugó esa maravillosa Copa del Mundo que es
orgullo de este nuestro país), pues bien los inventores yo creo que eran
seguidores de “campeones”… no hay más que ver los efectos tan extraños que hace
ese balón y las trayectorias de los disparos de Oliver, clavaditos oye.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero ahora vuelvo a
estar “enganchado” a los dibujos, eso si, me he modernizado, ahora veo los
Gormitis, que son unos chavales que se convierten no sé muy bien cómo en unos bichos
feos de pelotas, que son los señores de la Tierra, del Mar, de los Bosques y
del Cielo que juntos luchan contra el señor Magmion que es el malo, se trata de
enseñar a los niños de que hay que cuidar la naturaleza aunque sea a hostias
contra los que se la quieren cargar, pero oyes la enseñanza positiva está ahí,
lo que no tengo muy claro es si los niños lo entienden así o solo ven que se
pegan unas palizas del copón.
Por otra parte está ese maravilloso mundo de los “Pokemon” y
su nueva versión con bichos más modernos “Monsuno”, que se trata de luchas
entre bichos raros de pelotas que salen de unas pelotas, valga la rebuznancia,
que yo lo que creo es que los ideadores de semejantes dibujos estaban fumados
pero con hierba de altísima calidad, porque a ver como se puede una persona normal
imaginar que un Pokemon tipo agua tiene más probabilidad de ganarle a otro de
tipo fuego, o uno tipo planta ya que los ataques de agua apagan fuegos, y los
fuegos queman plantas., y que por otra parte como las plantas crecen con el
agua, esta no les hace mucho daño…. fumados
es poco, te lo digo yo.
Y qué decir de “Doraemon el gato cósmico”, otro japo que iba
hasta las trancas, a quien se le ocurre que puede existir un gato de 1,50 de
estatura gordo de cojones, con una hélice en la cabeza, que hable y que encima
se haga colega de un niño que se llama Nobita que es un vago que solo piensa en
dormir, un cobarde al que siempre un gigante le casca y que para salir de los
entuertos en los que se mete pide ayuda al gato que saca de un bolsillo que
tiene en la barriga cual marsupio de canguro los más increíbles inventos, que a
veces yo pienso que lo que veo no es verdad y que soy yo que distorsiono la
realidad.
Pero el que ya me tiene robado el corazón es el increíble,
inigualable e inimitable Bob esponja, los americanos para no ser menos, y para
que no parezca que los únicos fumetas del mundo están en Japón se han inventado
este personaje, que es… un puto trozo de esponja cuadrada que se pone
pantalones cortos, que vive en una piña en el fondo del mar, trabaja en un
burguer y tiene por jefe un cangrejo. Su mejor amigo es Patricio, una estrella
de mar que va en bermudas hawaianas todo el día, que yo creo que el día que repartieron el
último de los hervores para tener un cerebro mínimamente amueblado faltó a
clase… y encima se le cae la baba. Y como complemento a las trillizas amigas, tienen
un “amigo” (el no quiere) que es un calamar y que se llama Calamardo… pues con
todos estos ingredientes que se pueden encontrar en cualquier playa, han
montado un serial de tres pares.
Definitivamente no sé si eran mejores los de antes o lo son
los de ahora, pero hago una reflexión. Si con los de antes hemos llegado a la
evolución de nuestras vidas quedando para ver culebrones venezolanos y
similares, ver las televisiones llenas de gente sin estudios que hablan de la
vida de los demás y que los programas estrella sean los que más desgracias y
penas cuenten, miedo me da pensar lo que deparará el futuro a nuestros hijos
con la tele llena de psicópatas asesinos y fumetas, recemos para que la cosa
mejore.
Salu2.
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